Revolución Mexicana y su influencia en Cervecería Cuauhtémoc (II)
“Recuperar la fábrica parecía imposible”. 24 de abril de 1914: en medio de la Revolución Mexicana (1910-1917), la Cervecería Cuauhtémoc –en Monterrey- fue intervenida por las fuerzas carrancistas y la situación llegó a ser sumamente crítica, con numerosos intentos infructuosos para salir de ella: la junta directiva apeló sin éxito al gobernador del estado, al subsecretario de Hacienda del nuevo gobierno e incluso al mismo Primer Jefe de las fuerzas revolucionarias, Venustiano Carranza.
Ante “el comportamiento indisciplinado de las tropas revolucionarias” en la ciudad, casi todos los accionistas de la fábrica se vieron obligados a trasladarse a EE.UU. desde noviembre de 1914, y al mes siguiente muchos se instalaron en Houston, todo ello con el objetivo de mantener la confianza de los acreedores estadounidenses y estar cerca de los trabajadores y de la compañía, cuenta el libro ‘Una empresa a través de los siglos: Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma’.
Tras romper definitivamente Francisco (‘Pancho’) Villa y Venustiano Carranza, la ciudad de Monterrey quedó liberada, así como la Cervecería, que fue entregada a sus dueños casi ocho meses después, el 7 de diciembre de 1914, “sin formalidad ni documentación ninguna”.
Mientras tanto, no se habían dejado desde Houston ni las negociaciones ni la atención sobre los negocios y la administración, si bien se sufrieron pérdidas de 1,653,000 pesos entre 1913 y 1915, pero con el capital social intacto y con empleados “aptos y fieles” que vieron el cierre de oficinas, la falta de cobranzas y la pérdida de materiales, como relató la gerencia en su informe de ese año.
Ya en 1916 los socios decidieron reiniciar operaciones con el mismo ánimo que los llevó al éxito y un capital de cinco millones de pesos, similar al que tenían en 1909, según cuenta el libro.
Tras un proceso complicado por las consecuencias de la intervención y con un país en “estado de guerra”, en el que Venustiano Carranza había establecido su gobierno en la Ciudad de México e iniciaba la promulgación de una nueva y avanzada Constitución, ese año comenzó a recuperarse la fábrica, con unas utilidades que superaron los 357,000 pesos y diversas estrategias sobre el personal, la administración y contabilidad y el sistema de ventas y de cobro de deudas.
En su línea de innovación y de búsqueda de soluciones, la Cervecería superó las dificultades del transporte de mercancías con la compra de vagones de ferrocarril, y la escasez de materias primas procedentes de EE.UU. con la instalación de una fábrica de gas carbónico en 1923 y la sustitución de importaciones por la producción local de los insumos.
Debido a la “dramática situación económica del país”, el presidente Carranza buscó nuevos recursos por todos los medios para iniciar la reconstrucción del país, y decidió lograrlo mediante severos impuestos a la cerveza, lo que dio lugar a la unión de la siete cerveceras que existían en México (Cervecería Cuauhtémoc, Cervecería Moctezuma, Yucateca, del Pacífico, de Chihuahua, la de Juan Ohrner en Guadalajara y las plantas del señor Graf, quien había comprado la Cervecería Toluca), quienes en 1922 fundaron la Asociación Nacional de Fabricantes de Cerveza.
A pesar de todas las dificultades y obstáculos, la empresa consolidó sus bases y, con un crecimiento constante, se convirtió –según una nota de ‘Trabajo y Ahorro’ del 1 de abril de 1924- en, “a todas luces, la industria más importante en la frontera norte de México”.
Fuente de la imagen: libro 'Una empresa a través de los siglos: Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma'